Sobre nosotros
Soy maestra de Yoga, psicomotricista y terapeuta holística con más de 35 años de experiencia. He dedicado toda mi vida a acompañar a las personas a vivir la vida que sueñan vivir.
Soy Áditi. Comencé mis estudios de yoga a los siete años en la escuela del linaje Shankaracharia. A los catorce ya daba clases y a los diecisiete tuve mi primer despertar espiritual, llegando a la experiencia de luz universal que cambiaría mi visión del mundo. A partir de allí se ordenaron las visiones que tuve desde mis 5 años. Durante los cuales vivencié distintos mundos astrales.
Durante mi primer viaje a la India tomé clases con el maestro M.S. Viswanath, quien me eligió como su discípula y me presentó en el Internacional Yogasana festival.
Quisieron que me quedara a dar clases en la India pero no acepté. Al volver, con suavidad y firmeza, los guías me dijeron que no iba a ser felíz como médica. Ello hizo que decidiera abandonar la carrera de medicina (de la cual tenía cuarto año completo y era docente de anatomía) y me dediqué a la enseñanza de yoga.
A los treinta y dos años los médicos me diagnosticaron que por causas físicas, no podría tener hijos. Ese mismo año en navidad, los guías me dijeron "disfruta de lo que tienes pues todo te será concedido". No lo entendí en ese momento, el dolor aún estaba perturbando mi mente. Un tiempo después en una charla con Dios, reflexione acerca de la vida, la familia, los hijos, la pareja, la soledad... El más iluminador acuerdo fue el resultado, "Si voy a tener hijos es porque vos me los vas a dar, si no voy a tener hijos es porque vos no me los vas a dar, pero de una forma u otra yo voy a ser feliz, pues no es un hijo lo que te hace o no feliz. O una pareja, o una situación, Voy a ser feliz, vos me vas a guiar"
Fue así que en el 2009 en un viaje a Salta, participando de la misa en la Iglesia de Iruya, tuve una experiencia de luz. Me rendí a Dios y le dije que estaba a su servicio cuando quiera, como quiera y donde quiera. Que me hiciera saber a quien tendría que ayudar y lo haría, pero le pedía no enredarme más emocionalmente. Luego de esto recordé varias de mis vidas pasadas, y la conexión espiritual se estableció en una renovada paz.